Proyecto de un local adquirido por su propietario para montar un negocio de repostería casera. El dueño, un apasionado de la cocina dulce, viajó de Cantabria a Madrid para cumplir su sueño y hacer de su hobby su medio de vida. Llevaba tiempo buscando el local ideal y lo encontró en un espacio de 50 m2 situado a pie de calle, en el Barrio de Argüelles.
Anteriormente el local había sido una tienda de skate y necesitaba una reforma integral donde se cambiara por completo la estructura. El nuevo proyecto de interiorismo tuvo como eje central, el uso de materiales hechos a mano, con el objetivo de crear una atmósfera en la que se sintiera el espíritu homemade del negocio.