Proyecto de renovación y decoración de un cuarto de la casa que estaba en desuso. Los propietarios, con dos niños pequeños, querían convertirlo en un espacio de juego independiente, donde sus hijos pudieran recibir amigos. Colores pastel en paredes, techo y suelo, un papel pintado en tonos complementarios, y un panelado de roble, que aportaba profundidad, creando un espacio cálido y divertido.